miércoles, 30 de marzo de 2011

Rosa pálido

Por: Lorena Avelar

Amor irracional

El amor domina las líneas, razón y corazón crujen, se trastornan y bosteza el último dragón con que soñaste. El aire conoce las letras de tu nombre y el rojo carmesí de tus facciones, a veces pálido e inerte, tumbado en la raíz de mi recinto, como un ángel bendito hecho demonio o toro embravecido. Amor irracional de espacios, de minutos, de espasmos quebrados, de algoritmos. La insolencia hecha piel sin raciocinio, sin límites, ni pudor, ni rastros de denuncia.
Amor malhechor, amor póstumo, irreverente pregón, irresponsable. Amor de una vez o para siempre; implacable es la verdad de tu presencia que me arrastra hecho mar, huracán colérico infinito.
Amor irracional de carne y alma, de verdad circunstancial, de guerra y polvo. Caminas en mi entraña como un flujo, membrana interior de larga vida. Posiblemente, allá donde germina el trigo, la savia toda de la substancia extinta. Algún instante verás la luz del precipicio, la alucinación que envuelve y te pierde, tan lejos del ayer que crucifica. Y se detiene tu tránsito, cuando la noche se vuelve tornasol o tarde adversa, bajo las luces de un farol mezquino, apenas deja ver tu rostro confundido por este loco amor, de goce irracional, loco perdido, coral hecho color, tan Rosa pálido.

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